Volumen 71 Nº3 / Edición Diciembre 2019
Dr. Miguel Kottow, bioético UdeChile: “El ‘Progreso Médico’ ha sido insatisfactorio para profesionales y para pacientes"
El Doctor en Medicina de la Universidad de Bonn “Maestro” por la Sociedad Chilena de Bioética, releva que una medicina de excelencia requiere enfatizar el rol social del médico frente al rol institucional.
23/12/2019 | Pedro Soto Palma.
El Doctor en Medicina de la Universidad de Bonn, Alemania, y nombrado “Maestro” por la Sociedad Chilena de Bioética, releva que una medicina de excelencia requiere enfatizar el rol social del médico frente al rol institucional, donde priman criterios de eficacia y eficiencia. En esta entrevista, se refiere a las consecuencias de una práctica médica insuficiente y su impacto en la relación médico paciente.
¿Cuáles son las brechas que a su juicio se presentan en la práctica médica respecto de una medicina de excelencia?
Es preferible hablar de profesionalismo médico, recordando que por profesión se entiende el ejercicio idóneo de una actividad de importancia para la sociedad que le concede los privilegios de formar corporaciones cerradas –colegio, consejo– a través de las cuales se regula la formación, titulación y ejercicio de sus miembros, y se ejerce la tuición ética sobre sus miembros mediante un código deontológico vinculante.
El profesionalismo médico, reconocidamente deteriorado, ha requerido documentos, numerosos recordatorios en los últimos dos decenios, que resaltan ciertos principios: bienestar del paciente, respeto por la autonomía del paciente y justicia social, así como el cultivo de virtudes como empatía, compasión, honestidad, integridad, altruismo y excelencia profesional.
¿Cuáles son los obstáculos para avanzar hacia una medicina de excelencia?
"Para un ejercicio de excelencia, se requiere la incorporación a la exploración médica de la narrativa en primera persona del paciente, según recalca la fenomenología médica, siguiendo la tradición de una exhaustiva anamnesis para entender la vivencia de enfermedad y los valores personales del paciente." |
Los obstáculos sistémicos son tres: medicalización (que indiscriminadamente transforma a las personas en “pacientes sanos”; mercantilización (que transforma al paciente en consumidor) y cientifismo (que transforma el paciente en un “caso”).
Los obstáculos personales son la aceptación acrítica del médico de las condiciones sistémicas mencionadas, la falta de horizonte histórico y reflexivo (humanidades), para entender que “el ‘progreso médico’ ha sido insatisfactorio para profesionales y para pacientes”.
¿Cuál es el rol del médico en el ejercicio de una práctica de excelencia en la medicina?
El rol social –expectativas sociales de cumplir determinadas pautas de conducta en pro de la salud individual y poblacional – es opacado por el rol institucional –expectativas requeridas por el organizador o empleador– donde priman criterios de eficacia (cantidad de acciones resolutivas) y eficiencia (beneficios materiales/riesgos y eventos indeseables).
De todos los aspectos que demanda la excelencia, ¿cuál cree usted que es el más importante para el paciente?
La incorporación a la exploración médica de la narrativa en primera persona del paciente, según recalca la fenomenología médica, siguiendo la tradición de una exhaustiva anamnesis para entender la vivencia de enfermedad y los valores personales que influyen en las decisiones médicas del paciente. La medicina se mantiene en la dualidad cartesiana de cuerpo/alma, prefiriendo ocuparse solamente del cuerpo orgánico. La fenomenología, en cambio, enseña que el ser humano se conforma, efectivamente, de un cuerpo vivo orgánico, pero además de un cuerpo vívido que vivencia y experimenta la realidad tanto de su organismo como del mundo circundante.
¿Cuáles cree que son los efectos que producen en los pacientes la ausencia o insuficiencia de una medicina de excelencia?
Las insuficiencias y deficiencias de la práctica médica contemporánea han tenido como efecto principal la desconfianza hacia los sistemas, las instituciones y los individuos involucrados en la práctica médica. Esta desconfianza conlleva, a su vez, consecuencias importantes: 1. El creciente abandono de la medicina alopática y el recurso a propuestas terapéuticas alternativas; 2. El escepticismo e incumplimiento de programas terapéuticos propuestos; 3. La proliferación de segundas opiniones, de exámenes redundantes sugeridos por el paciente; 4) La juridización; 5) La escasa aceptación de programas preventivos cuya fundamentación es, o aparece, débil.
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