Por Marcela Barros, periodista FALMED.
Las expectativas para disfrutar la jubilación incluyen dedicar más tiempo a la familia, hobbies y pasar el día con la calma que guste, sin embargo, las cifras de las pensiones en Chile no son alentadoras, y requieren de una planificación activa de las personas para evitar que los ingresos de la jubilación impidan vivir esta etapa tal como se soñó.
Y es que el sistema de capitalización individual que impera en Chile, obliga a prepararse desde el inicio de la etapa laboral a un sistema de ahorro permanente. El jefe de la Unidad de Educación Previsional de la Subsecretaría de Previsión Social del Ministerio del Trabajo, Rodrigo Pérez (en la imagen), lo explica así “Entre los 18 y 35 años, uno aborda lo que va a significar el 40% del monto final de la pensión. Eso significa que los aportes en ese periodo, pese a ser bajos, son los que mayor impacto van a tener”.
Una de las particularidades del mundo médico son los años de estudio. Los tiempos formativos son extensos, lo que lleva a los facultativos a cotizar previsionalmente en una edad más tardía y perder cerca de una década de ahorro. “Cualquier persona que comience a trabajar formalmente después de los 30 años, lamentablemente tiene un camino recorrido que va a tener un impacto negativo, pero que puede revertirse con herramientas voluntarias”, observa Rodrigo Pérez.
Esas herramientas son los ahorros previsionales voluntarios (APV), que deben comenzar lo más temprano posible para amortiguar lagunas previsionales o años no cotizados. “Las pensiones son un tema del mundo del trabajo, no de la vejez”, explica Pérez. El actual sistema está pensado a largo plazo, por lo cual la pensión debiera ser un tema cultural que comience a prepararse desde la edad más temprana posible.
El presidente del Capítulo de Médicos Pensionados de Concepción (CAMEPCO), doctor Carlos Pérez (en la imagen), considera que una de las mayores dificultades al momento de salir del mundo laboral, es enfrentar qué hacer con el tiempo disponible, y acomodarse a una significativa reducción económica.
Desde su experiencia tanto personal como en la agrupación médica, entrega sus recomendaciones para una óptima jubilación. “Readecuar con tiempo el presupuesto individual o familiar, teniendo presente que, al jubilarse, su remuneración no superará un tercio de lo que tenía antes; obtener una asesoría anticipada y oportuna sobre las diferentes modalidades de jubilación, para no tener que tomar decisiones apresuradas, y desarrollar tempranamente un “hobby” o afición, por ejemplo, ingresar a un grupo social que le permita compartir con otras personas”.
En este sentido, considera que el rol de los capítulos de médicos mayores, o seniors, o jubilados, o pensionados de cada colegio médico regional cumple una importante función, al relacionar al médico jubilado con otros colegas con intereses parecidos.
El doctor Pérez recomienda además atender ciertos aspectos prácticos, como llevar una documentación ordenada de las cuentas. “Tratemos de facilitar las cosas con documentos ordenados: títulos de la casa o de otros bienes adquiridos; contribuciones de bienes raíces al día; archivo con los pagos mensuales (agua, luz, gas etc.) y otras cuotas fijas; dejar constancia de deudas pendientes e instrucciones sobre las mismas; guardar datos confidenciales (cuentas bancarias, etc.) en algún lugar seguro, o con alguien de confianza, para abrir en caso de fallecimiento”.
Rendimiento del Sistema de Capitalización Individual
Otro aspecto a considerar es el rendimiento del sistema de AFP en Chile. Para ello, existen fondos que el usuario debe elegir: A, B, C, D y E, en base a la edad de la persona comenzando por el A como el fondo más riesgoso, que se compone por elementos de renta variable, para llegar al E, que se compone de instrumentos de renta fija que tienden a ser más seguros, pero con una rentabilidad menor. Mientras más joven es la persona, más cerca del fondo A debe estar; y mientras más edad tiene, debe acercarse al fondo E, explica el jefe de la unidad de educación de la Subsecretaría de Previsión Social.
Como experto en aspectos previsionales en Chile, Rodrigo Pérez asegura que lo primero es preocuparse de la jubilación de forma anticipada. “La invitación es a documentarse por fuentes oficiales, saber cómo funciona el sistema, cómo puedo mejorar mi jubilación. Por cierto que el escenario mejora si tengo posibilidades de ahorro. Siempre la formalidad va a ser un elemento clave. Trabajar con un contrato no solo da protección previsional, sino también ofrece garantías, coberturas de salud, enfermedades del trabajo, profesionales, etc.”, asegura.
Jubilación
Al momento de decidir jubilar, lo primero es acercarse a la AFP y pedir un certificado de saldo. Con eso, se puede solicitar un SCOMP (Sistema de Consulta de Montos de Pensión) que permitirá tomar decisiones. Este sistema transmite la información del afiliado para que las aseguradoras y AFP participen en una especie de “remate” anónimo y ofrezcan alternativas, que la persona puede tomar o no. El SCOMP tiene una vigencia de 30 días y se puede pedir hasta 3 veces sin costo.
La Superintendencia de Pensiones tiene un registro de Asesores Previsionales, personas naturales o jurídicas que cobran por orientar a los afiliados una comisión. Este valor es descontado del fondo y no puede superar el 2% del total de fondos ahorrados, con un máximo de 60 UF.
Las alternativas de jubilación son el retiro programado y la renta vitalicia
El retiro programado consiste en recibir mensualmente los ahorros reunidos durante la vida laboral. Si bien el monto total sigue rentando porque sigue alojado en una AFP, el pago mensual va disminuyendo a medida que avanza el tiempo, porque el sistema recalcula a medida que la persona es más longeva. “Esto no solo es para asegurar la pensión del jubilado sino para provisionar recursos para las pensiones de sobrevivencia”, explica Pérez. Además, la pensión se reajusta año a año. Una particularidad del retiro programado es que es reversible, es decir, se puede cambiar a otra modalidad de pago en cualquier momento.
Las pensiones de sobrevivencia son las que se dejan al cónyuge. Si no hay matrimonio formal, existe la figura de la madre o padre de hijos, y además están los hijos hasta los 18 años o los 25 años si están estudiando. En el caso del retiro programado, si no hay pensión de sobrevivencia, todos los recursos que queden en la AFP se convierten en herencia.
La renta vitalicia es la opción alternativa, donde se entregan los fondos a una empresa de seguros; la persona pierde la propiedad sobre estos, pero asegura un monto fijo mensual por el resto de la vida, calculado en UF. Esta modalidad no es reversible y no permite generar herencia. Lo positivo es que asegura una renta fija, que no disminuye a medida que la persona cumple años. Esta modalidad también genera pensión de sobrevivencia a cónyuge o hijos.
La subsecretaría de Previsión Social tiene canales de consulta donde se pueden plantear las dudas técnicas cuya aclaración servirá para tomar la mejor decisión. También es recomendable usar el simulador del cual dispone la Superintendencia de Pensiones, pues permite incorporar diferentes variables, como el monto de los ingresos, cuánto se está dispuesto a ahorrar en forma voluntaria, los integrantes del grupo familiar, cuál es el monto que se quiere recibir.
Estas son herramientas gratuitas, que se pueden utilizar en cualquier momento de la vida y están disponibles de manera online. Es conveniente revisar estas alternativas y comparar con la que entregan diversos canales de educación financiera y la que entrega la propia AFP.
Incentivo al Retiro y Bono Post Laboral
La ley impide entregar orientaciones previsionales a quien no tiene calidad de asesor inscrito en la Superintendencia de Pensiones; sin embargo, el abogado de la Unidad de Defensa Laboral de la Fundación de Asistencia Legal, FALMED, Sebastián Bustos, explica que FALMED puede asesorar en materias como el incentivo al retiro y el Bono Post Laboral (BPL).
Este incentivo al retiro está dirigido a funcionarios públicos y consiste en una bonificación de 11 meses de sueldo imponible y un bono adicional cuando el funcionario supera los 15 años de servicio. Se trata de un beneficio temporal, con una permanencia de 10 años, entre 2014 y 2024.
Los requisitos para obtenerlo son haber cumplido en el periodo de vigencia del plan 60 años en el caso de las mujeres y 65 en el caso de los hombres; hacer efectiva su renuncia voluntaria a todos los cargos y el total de horas que sirven en el conjunto de organismos de la cobertura del plan de incentivo al retiro en los plazos y normas contenidas en este; haberse desempeñado a lo menos durante once años, en forma continua o discontinua, contabilizados a la fecha de su postulación o al cese de sus funciones según corresponda, en cargos con jornadas de horas semanales de la Ley 15.076 y/o Ley 19.664. Para estos fines, se considerará todo año o fracción igual o superior a seis meses.
La bonificación adicional por más de 15 años de servicio dependerá de las horas semanales que cumpla el funcionario público al momento de la postulación. Para quienes tengan 11 horas, la bonificación será de 300 UF y puede alcanzar las 650 UF para quienes cumplan más de 43 horas.
La postulación se realiza cada año entre el primer día hábil de agosto y el último día hábil de septiembre. Se puede solicitar hasta los 69 años, edad después de lo cual se entiende que renuncia al beneficio. Si el interesado cumple 69 después de la fecha de postulación del año calendario, debe postular el año anterior, es decir, cuando aún tiene 68 años.
La Subsecretaría de Redes Asistenciales emite una lista priorizada de seleccionados para recibir el monto, en base a la edad, los años de servicio, días de licencia médica y horas contratadas al momento de la postulación.
Los profesionales que pese a cumplir los requisitos, no fueron seleccionados, serán considerados en años siguientes sin la necesidad de presentar nuevamente sus antecedentes.
El pago de este incentivo se realizará dentro de los 30 días siguientes a la total tramitación del acto administrativo. Sin embargo, explica el abogado Bustos, los trámites administrativos pueden demorar hasta seis u ocho meses.
Estas bonificaciones no serán imponibles ni constituirán renta para ningún efecto legal y no están afectas a descuento alguno.
Hay que poner atención a las inhabilidades que establece la ley. Una de ellas es que la persona no puede ser contratada en ningún cargo del servicio público durante 5 años, a menos que se reintegren dichos montos, o que sean contratados por la Subsecretaría de Redes Asistenciales bajo criterio sanitario, como, por ejemplo, la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
Otra asesoría que entrega UDELAM es para obtener el Bono Post Laboral (BPL), que al año 2021 alcanza los $75.154 como un beneficio previsional que busca mejorar las condiciones de retiro de los trabajadores del sector público y municipal, que tengan una tasa de reemplazo igual o inferior al 55%. Dicha tasa se determina al dividir la pensión líquida por la remuneración líquida promedio.
El BPL se pagará cualquiera sea la modalidad de pensión elegida por toda la vida del beneficiario.