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Comunicación en salud

Hacia la consolidación de una autonomía progresiva

Aumentar la participación de los niños, niñas y adolescentes en las decisiones que les afecten requiere que reciban información en salud adecuada y pertinente según sus necesidades, evitando cualquier situación que ponga en riesgo su integridad física o la de cualquiera de su entorno cercano.

Por Alejandra Moreira y Paulo Muñoz, periodistas Falmed. 

La Convención sobre los Derechos del Niño busca promover en el mundo los derechos de los niños y niñas, cambiando definitivamente la concepción de la infancia. Fue aprobada el 20 de noviembre de 1989 por la Asamblea General de Naciones Unidas y ratificada por Chile en agosto de 1990. Al aprobar la Convención, la comunidad internacional reconoció que, a diferencia de los adultos, las personas menores de 18 años necesitan una atención y protección especiales.

La Convención se ha consolidado en las legislaturas nacionales y ha servido para motivar a los gobiernos de todo el mundo a considerar los derechos y el desarrollo de la infancia dentro de los elementos principales de sus programas legislativos.

Sin embargo, el pacto internacional aborda en sólo algunos aspectos la comunicación en salud hacia los niños, el que se rige por cuatro principios fundamentales: la no discriminación, el interés superior del niño, su supervivencia, desarrollo y protección, así como su participación en decisiones que les afecten, entre ellas en materia de salud y por ende, que reciban información sobre la manera en que pueden alcanzar sus derechos y participar en el proceso de una forma accesible y activa.

La Norma técnica para la supervisión de niños y niñas de 0 a 9 años en la atención de salud primaria del Ministerio de Salud, que contiene el Programa Nacional de Salud de la Infancia, considera este documento como eje reconociendo al niño y niña como sujetos de derechos.

Menores de edad y el Consentimiento Informado
En el artículo de investigación “El consentimiento informado de las personas menores de edad en el ámbito de la salud”, el abogado Darío Parra, profesor de Derecho Civil de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile, y el abogado Isaac Ravetllat, profesor asociado de Derecho Civil de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, abordaron el poder de disposición que ostentan niños, niñas y adolescentes sobre su vida e integridad corporal en el ámbito de la actividad facultativa y terapéutica.

Los investigadores hicieron una mirada retrospectiva de los menores de edad como sujetos de derecho destacando que por décadas, a los niños se les consideró como sujetos incapaces de participar en decisiones vinculadas con su estado de salud. 

“El paciente menor de edad era considerado como un mero objeto pasivo de intervención y, en consecuencia, debía actuar y consentir por él su representante legal”, recalcaron. En este caso valoraron el “consentimiento informado” como un acto de ejercicio de los derechos fundamentales de las personas, incluidas niñas, niños y adolescentes. 

En este artículo, los juristas plantearon que “cuando resulte que el paciente sea una persona menor de edad, el facultativo asume la obligación de informarlo en términos que le resulten verosímiles, adaptando y modulando las explicaciones a su grado de desarrollo intelectivo y volitivo (artículo 14, inciso segundo, de la Ley Nº 20.584)”1.

A lo largo de los años se ha ahondado en los aspectos bioéticos en la relación médico paciente en pediatría, entre ellas incluso hasta detalles tales como las modalidades de saludo preferidas por los pacientes en la consulta pediátrica ambulatoria, o los principios lingüísticos y comunicacionales de uso médico. Con la pandemia del Sar Cov 2, también se ha puesto en discusión la comunicación con los pacientes mediados por las tecnologías como whatsapp, los  emails o los portales, como un nuevo desafío del pediatra en la era digital.

Pioneros en esta materia han sido los facultativos del Centro de Atención de Salud Adolescente SerJoven que nació en 1999 con el propósito de atender las necesidades de salud física, psicológica y social de un grupo etario gravitante para el desarrollo del país como son los y las adolescentes. Los problemas de este grupo se manifiestan con mayor agudeza atravesando esa edad como consumo de drogas, conducta sexual de riesgo, violencia, trastornos alimentarios u otros y que no encuentran respuesta en el sistema de salud tradicional, lo que pone en riesgo su crecimiento y desarrollo saludable.

Gracias a los conocimientos y experiencia adquiridos durante la década previa en atención de salud especializada de adolescentes y con el apoyo del recordado pediatra Dr. Federico Puga, del Hospital Calvo Mackenna,  Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y de la Corporación de Amigos del Hospital Luis Calvo Mackenna (AMICAM), un grupo pequeño de profesionales liderados por la Dra. Verónica Gaete abrió el primer centro de atención de la Corporación en Lo Barnechea, dando de esta forma la oportunidad a jóvenes y adolescentes vulnerables de esa comuna.


“Nuestro objetivo como adultos es lograr en los niños y adolescentes la consolidación de una autonomía progresiva, proceso en el que debemos contribuir otorgando responsabilidades de decisión según la edad” enfatiza la Dra. Gaete. En la medida que esta autonomía se vaya adquiriendo se les permite ir tomando decisiones en los ámbitos que son competentes y se trabaja evaluando e incentivando el “hacerse cargo” y responsabilizando según su desarrollo.  

Respecto de la confidencialidad con el paciente adolescente, la Dra. Gaete señala que “se respeta en la medida que nos aseguremos que no existe ningún riesgo para la integridad física ni de ellos mismos ni de otros de su entorno cercano, eso se le explica en la primera consulta al joven porque es una manera de cuidarlos.” 

Los especialistas señalan que la relación médico paciente en los adolescentes ha ido avanzando progresivamente, pero aún falta mucho por desarrollar en nuestro país, por lo que la capacitación del personal de la salud al servicio de los adolescentes es fundamental, adquiriendo habilidades en que no han recibido los profesionales de la formación más clásica. “Los médicos estamos acostumbrados a atender niños en un enfoque que es mucho más infantilizador para los adolescentes, o a atender adultos, que es una orientación completamente distinta, porque los jóvenes no están en condiciones tampoco de adquirir completamente las responsabilidades”, explica.

La Dra. Gaete apunta a la educación y preparación que la misma Corporación SerJoven realiza, asumiendo la responsabilidad de entregar mejores herramientas comunicativas a los profesionales de la salud

“Nosotros, como Corporación SerJoven hemos trabajado los últimos 23 años en la preparación de Pediatras y Médicos de Familia que se forman en la Universidad de Chile y otras universidades en el área adolescente  y salen mejor capacitados para poder enfrentarse a los adolescentes. Hasta hace muy poco tiempo los adolescentes eran vistos como un grupo etario sano, sin necesidades de salud y eso ha ido cambiado porque ha quedado demostrado, con la pandemia que las conductas de riesgo y la salud mental en adolecentes es crítica y debe ser abordada de manera especializada.” puntualiza la Dra. Gaete. 

Referencias 
1.El consentimiento informado de las personas menores de edad en el ámbito de la salud

 

 

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